miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lisboa, la ciudad de las siete colinas


¿Portugal? Sí... Si pensáis que no merece la pena, os equivocáis. La capital lusa ofrece un montón de opciones: gastronomía, cultura, playa, compras...

Nosotros elegimos el puente de Mayo de 2012 para visitar Lisboa después de que una web de viajes (de la que no diremos su nombre por si nos atrapa) nos arruinase la visita a París que teníamos comprada y preparada.


Vamos a compartir con vosotros el recorrido que hicimos durante esos 4 días y sus correspondientes 4 noches... Podéis adaptarlo a vuestros gustos y al tiempo que vayáis a estar en la ciudad. Como podéis comprobar Lisboa no es demasiado grande y ese tiempo es suficiente para conocer, al menos, las zonas más importantes. Estos son sus barrios principales: Marqués de Pombal y Avenida de la Libertad, Alfama, Baixa, Chiado, Alto y Belem.
 
Mapa Barrios de Lisboa
 
 Hotel:
 


Habitación doble Hotel Travel Park

Buscamos a través de Internet el hotel que más se acoplaba a lo que queríamos: cerca del centro, que permita salir a pasear sin necesidad de coger coche; con parking y desayuno incluido. El elegido fue el Hotel Travel Park en la Avenida Almirante Reis.

Nosotros reservamos alojamiento con desayuno y la verdad es que no tenemos ninguna queja, la habitación estaba bien y el buffet de por las mañanas era abundante.




Transporte:

La boca de metro (estación Anjos) está prácticamente en la puerta. Los autobuses y el Tranvía turístico que te lleva directamente al Castillo de San Jorge también están muy cerca.

Os recomendamos comprar - en las estaciones de la red de Metro- la Tarjeta Viva para poder moveros cada día por toda la ciudad sin que se os dispare el presupuesto. El precio incluye TODOS los transportes excepto el barco que cruza hasta Cacilhas.



Tarjeta Viva




PRIMER DÍA

Salimos de Madrid en coche para poder movernos por los pueblos de alrededor sin depender de los trenes y autobuses. Llegamos a Lisboa a mediodía, con el tiempo justo para instalarnos en el hotel y salir a comer.

Y lo primero para "patear" cualquier lugar es saber por dónde nos vamos a mover. Aquí os dejamos un mapa del centro de la ciudad en el que figuran las plazas, miradores, calles y avenidas más representativas.

Mapa centro de Lisboa
Habíamos visto en un programa  tipo "Españoles por el mundo" un restaurante que estaba en el centro de la ciudad, en el que se comía bien y a buen precio. Se llama Cervejaria Trindade, en la Rua Nova da Trindade, 20. 


Cervejaria Trindade
Nosotros pedimos el bacalao desmigado porque es un pecado visitar cualquier ciudad portuguesa sin probar el mejor bacalao del mundo.

¡¡Ojo!! Porque nuestros vecinos los portugueses tienen la costumbre de poner en la mesa, antes de comer, algunas "tapas" (como si fueran un detalle de la casa) por las que os van a cobrar. En este Restaurante/ Cervecería nos pusieron unos caparazones de buey de mar rellenos de salpicón...



El primer día lo dedicamos al barrio de La Baixa... Aquí os recomendamos que visitéis alguno de los miradores que hay en la ciudad, además de los que hay en el Castillo de San Jorge. Estas son las vistas desde el Mirador de São Pedro de Alcántara.


Mirador de San pedro de Alcántara
 

Rúa Augusta

Lisboa tiene además 4 plazas emblemáticas: Plaça do Rossio, la de Figueira, la del Comercio y la de Restauradores. Lo ideal es caminar desde la del Rossio hacia la de Figueira. Una gran plaza de la que salen muchas calles, una de ellas especial. Es la Rúa Augusta, repleta de restaurantes y tiendas. Al final veréis un enorme Arco del Triunfo. Y si fijamos la vista veremos al final la estatua que preside la Plaça del Comercio. Las vistas desde allí son, simple y llanamente, espectaculares.
 
Y aunque fuimos a principios de mayo hacía un frío im-presionante!! Después de haber recorrido buena parte de la ciudad estábamos congelados... Suerte que sabíamos cómo entrar en calor... El milagro se llama Ginginha, un licor de guinda...
 
Ginginha do Carmo

Podéis probar ese licor en muchos sitios pero nosotros os recomendamos "Ginginha do Carmo" en la Calçada do Carmo, 37A muy cerca de la Plaça de Don Pedro y de la Plaça de Restauradores. El sitio es muy pequeño pero curioso...
 

Y como ya habíamos escurrido el frío, seguimos recorriendo la ciudad... Caminamos hacia la Plaça Restauradores y paseamos por la Avenida de la Libertad. Después  visitamos la Plaça del Marqués de Pombal y el Parque de Eduardo VII... Ése día llovía, una pena porque no se aprecia bien a lo lejos el Tajo. Pero el paseo merece la pena. ¡Mirad qué vistas! Y la estatua que véis es la del propio Marqués de Pombal que... también tiene una plaça en su honor jeje. Y en vista de que no dejaba de llover... Al hotel, a dormir y descansar.
 
 
Plaza del Marqués de Pombal desde el Parque de Eduardo VII
SEGUNDO DÍA
 
"Empezamos bien... ¡Por los menos no llueve!" Eso fue lo primero que pensamos al despertamos en nuestro segundo día en Lisboa... Y entonces, para evitar sustos, decidimos subir a visitar el Castillo de San Jorge... No fuera a ser que nos pillara un tormentón.
 
Preguntamos en el hotel  y nos recomendaron que utilizásemos el tranvía para subir, que intentarlo a pie era una locura... Y les hicimos caso.
 
Tranvía de Lisboa
Pusimos rumbo al Barrio de la Alfama... ¡Y menos mal que hicimos caso a la recepcionista! ¡Qué cantidad de curvas y cuestas imposibles! Lo decimos por experiencia porque nos confundimos de parada y nos tocó andar- escalar jejeje. Lo bueno es que aprovechamos los miradores de esa zona para sacar estupendas fotografías con unas vistas sobre el Tajo que quitan el hipo.

Además en esta zona podéis ver la Catedral de Lisboa, La Sé.


Catedral de Lisboa
 



Entrada Castillo S. Jorge

Por allí está también el Museo de los Fados, la música típica de Portugal. Nosotros no fuimos. Nos centramos en el Castillo. Y preparaos para aguantar las colas... larguíiiismas. Pero merecen la pena, de verdad. Y eso que, como veis en la foto, se puso a llover de nuevo. La entrada de adulto es de 7,50€ pero hay formas de conseguir descuentos. Horario: de 09.00 a 21.00.
 

Y una vez dentro... a disfrutar!!

Plaça do Rossio desde el Castillo de San Jorge





Jardines del Castillo de San Jorge



 
Plaça do Rossio desde Castillo de San Jorge


Cuando salimos del Castillo de San Jorge era todavía pronto para comer y nos animamos a pedir un vino verde en otro lugar del que nos habían hablado bien. Nos gusta comer y beber y no vamos a cualquier sitio, preferimos tener referencias de calidad, cantidad y, cómo no, de precio.
 
Así que hicimos un pequeño paréntesis en O Chapitô. Es un restaurante, bar de copas, bocadillos, tapas... con una terraza que está fenomenal para los días de sol y con otra  cubierta, en la que hace un calor... puf!! Además del vino verde nos pedimos una croquetas que estaban pasables, sin más.
 
Comida en Restaurante Ribadouro
Cogimos el Metro y.... ¡A comer! A un restaurante de los buenos, para darnos un capricho... El Ribadouro en la Avenida da Liberdade, 155.  Íbamos con la intención de pedir un arroz de mariscos pero no tenían jejeje.  A cambio un bacalao guisado (Lomo de bacalao al Ribadouro) y un solomillo con muuuchas patatas fritas. ¡Ahhh! Aquí también intentaron colarnos el buey relleno de salpicón ¿Lo veis?
 


Y después de comer, nada de siesta... A andar para bajar la comida. Nos fuimos a ver la Casa dos Bicos, muy cerca de la Plaça del Comercio. No entramos, la vimos desde el exterior. Y es una casa normal con una fachada un poco diferente... La nota curiosa es que en la plaza que hay enfrente se van a depositar, o se han depositado ya, las cenizas del escritor José Saramago...
 
Esta es una zona muy próxima también al puerto, al lugar en el que atracan los cruceros, así que si vais a llegar a Lisboa en barco, podéis acercaros a ver esta casa... Y visitar la Plaça del Comercio. Tiene unas vistas sensaciones del Cristo, el Tajo, y el ex Palacio Real. También veréis el Arco de Triunfo de la Rúa Augusta.
 
Antes de regresar al hotel a descansar... un paseo por las Plaças del Rossio y de Figueira.
 
TERCER DÍA
 
Otro día de sol... ¿Se torcerá? Nooo. No salimos del hotel muy pronto (tened en cuenta que, como en Canarias, es una hora menos) y pusimos rumbo al Barrio de Belem. Fuimos en autobús. ¡Ojo con intentar no pagar el billete! En Lisboa sí pasan los revisores y te multan.






Esta es una zona de la ciudad en la que se concentran, en poco espacio, varios monumentos representativos de Lisboa y en la que podréis disfrutar de unas magníficas vistas del Tajo.
 
Nada más entrar en esta zona, llegando desde el centro a mano derecha, podréis ver el Palacio Presidencial, la Moncloa portuguesa. Con unos guardias muy graciosos y resguardados bajo unos toldos para no pasar mucho calor.
 
En la misma acera encontraréis la joya de la corona, los famosos pasteles de Belem de los que hablaremos más adelante. Vamos a centrarnos ahora en los muchos lugares interesantes que hay en este barrio.
 
Os recomendamos que visitéis el Monasterio de los Jerónimos en el que se firmó el conocido Tratado de Lisboa. Tampoco podéis pasar por alto el Monumento de los Descubrimientos, la Torre de Belem y disfrutar de la visión perfecta, desde un lateral, de Puente 25 de Abril.
 

Monasterio de los Jerónimos

Monumento de los Descubrimientos
Torre de Belem



Pasteis de Belem
Como nuestra intención es ser sinceros en todo lo que os contemos, os diremos que comimos en un McDonalds... Queríamos reservarnos para el postre ;) Pero antes deberéis hacer cola y luchar por conseguir una mesa. Nosotros somos tozudos y conseguimos sentarnos, que nos atendieran e incluso que uno de los camareros nos hiciese una foto. Pedimos los tradicionales pasteles de Belem, con su azúcar glasé y canela  con un café con leche...
 
No os podéis imaginar el sabor de estos pasteles... ¡¡¡Madre mía!!! Y te los sirven calentitos... Mmmm. El dulce te llena de energía. Así que decidimos coger un barco en Cais do Sodré (tiene parada de Metro propia) hasta Cacilhas.¿Para qué? Pues para disfrutar desde otra perspectiva de las vistas del Puente 25 de abril,  para ver el Cristo Rey (muy parecido al de Brasil) y para disfrutar de la panorámica de Lisboa.
 
Vale la pena pagar los menos de 3€ que vale el billete de barco. Nosotros decidimos caminar hacia el ascensor Boca do Vento, que es de cristal. Pero no fue buena idea. Deberíamos haber subido al Santuario en el autobús 101 (parada Cristo Rei) y bajar después de la visita en el ascensor.
 
Tened cuidado con los horarios del Santuario. Cierra pronto y después los buses pasan de tanto en tanto.


Cristo Rey





Tenéis que sacaros la clásico foto con el Cristo, con los brazos extendidos y de la panorámica de la capital de Portugal.

Puente 25 de Abril


Desde las alturas veréis a vuestra izquierda el Puente 25 de Abril y al frente la ciudad de Lisboa a vuestros pies. Y claro... El Tajo. Un río navegable que cada día da la bienvenida y despide a varios barcos cruceros. Los turistas se maravillan al ver el Cristo y, desde allí arriba, alucinaréis al ver cómo los trasatlánticos pasan por debajo del puente.
 
De nuevo cruzamos en ferry e hicimos cola en el Elevador de Santa Justa para ver la Lisboa nocturna desde el cielo ¿Mereció la pena? No. Muy caro, 5€ por persona (aunque con la Tarjeta Viva, la verde, os hacen descuento) para una visita que es muy corta. A nosotros nos echaron. Si finalmente subís os recomendamos que lo hagáis de día, por la noche no se ve nada.
 
Y del Elevador a cenar al Barrio Chiado, que debe su nombre (viene de chirriar) al ruido que hacen en esta zona los tranvías. Servidor quiso sorprender a la parienta y fuimos a cenar al restaurante Café no Chiado, en Largo do Picadeiro 10. Un sitio muy tranquilo, apartado del ruido de este barrio, y romántico. Es muy recomendable para cenar porque la terraza está iluminada con enormes lámparas rojas que dan una luz especial.
 
Nosotros elegimos Ovos com Salmão Fumado, un plato muy curioso y Risotto de Cogumelos Shitake que estaba muy bueno. Lo acompañamos todo con un vino blanco.
 
Mini Gin Tonic en A Brasileira





Y de ahí fuimos caminando a otra de las paradas obligadas. El Café A Brasileira, en Rúa Garrett 120. Yo me tomé un mini Gin Tonic ... y ella un café con leche. El tamaño de las copas es de pena.
 
CUARTO Y ÚLTIMO DÍA
 
Ohhh... esto se va acabando. Nos levantamos a una hora prudente y pusimos rumbo a Sintra. No está muy lejos de Lisboa y es una parada obligatoria. No os vais a arrepentir. Nosotros fuimos en coche, pero lo dejamos aparcado abajo, en el pueblo. Error. Hicimos caso a la chica de la Oficina de Turismo y nos equivocamos. Nos recomendó que cogiésemos un autobús de ida y vuelta, que nos cobró un pastizal a cada uno, porque arriba no íbamos a encontrar sitio para aparcar. Había sitios de sobra y si no, pues te das la vuelta, aparcas y coges el bus... pero recomendamos que intentéis aparcar.
 
Compramos las entradas para dos Palacios: el combinado Palacio de la Pena y Castelo dos Mouros (17€). El que más nos gustó fue el de la Pena. Os ponemos algunas fotos...
 
Palacio de la Pena





 
Palacio de la Pena
 
El de los Mouros tampoco está mal pero aún no está terminado, están con excavaciones.
 
Castelo dos Mouros

 Pero, si el presupuesto no os da para mucho, olvidaros de estos dos Palacios y visitad la Quinta da Regaleira... Es Patrimonio Mundial de la UNESCO y tiene unos jardines impresionantes. Nosotros decimos que es como un parque de atracciones para adultos, porque tienes que ir visitando el Pozo Iniciático, la Torre o las "zamburguesas"... La entrada cuesta 5€.
 
Quinta da Regaleira

 
Pozo Iniciático, Quinta da Regaleira



Cabo da Roca
Y de Sintra al Cabo da Roca. Está situado en el punto más occidental de la Europa continental. Hace muuucho viento pero merece la pena sacarse una foto allí. Podéis ir en coche o en autobús. Y hay un restaurante/cafetería para tomar algo.
Como ya nos quedábamos sin tiempo y queríamos visitar Cascais, para allá que fuimos. Cuando llegamos ya estaba anocheciendo... Pero nos dio tiempo a ver la Ciudadela, el Puerto deportivo y el Faro de Santa Marta. Pero nos fuimos con la pena de no poder visitar la Cueva y la Boca del Diablo.
 
Cena en Restaurante Hemingway

Y ya que estábamos allí, aprovechamos para comer buen pescado en pleno puerto. Elegimos el restaurante Hemingway en la Marina de Cascais. Nos dejamos aconsejar por el Chef y probamos lubina y bacalao... Impresionantes. Lo que más nos llamó la atención fue el postre: un helado casero de fresa acompañado de brownie de chocolate. Todo estaba perfecto y el servicio impecable. Además antes de cenar nos pusieron una tapita gentileza de la casa y un combinado de paté de aceituna, aceite de oliva virgen extra, requesón con calabaza y mantequilla con especias... todo para untar en pan.
 
 
Y con las barriguitas llenas y con pocas ganas nos subimos en el coche para regresar al hotel. Teníamos que descansar para regresar a Madrid.

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